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Casa y estudio, así la diseñó Luis Barragán.

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Declarada como patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es la única de su género en Latinoamérica que tiene esta distinción.

Fotografías: diariolaopinion.com.ar

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Entre las calles del suroeste del centro histórico de México D. F. hay una casa que, aunque luce como otras y se camufla entre las construcciones del barrio, tiene poco de sencilla en su interior. Se trata de La casa de Luis Barragán, la número 12 de la calle del General Ramírez en Tacubaya, una pieza arquitectónica única que la hizo merecedora de ser la primera casa en Latinoamérica en ser declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO, y que hasta ahora es el único inmueble en recibir esta distinción de forma individual.

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Luis Barragán el reconocido arquitecto mexicano, ganador de dos premios Pritzker, decidió construir su propia residencia y taller-estudio en un mismo lugar, es así como en 1947 termina construyendo la vivienda, en la cual residió hasta 1988. La casa-estudio se convierte en una obra que logra converger las diferentes corrientes arquitectónicas que influenciaron al estilo de Barragán, e integran elementos vernáculos tradicionales mexicanos, al vincularse al contexto del momento en el que fue construida.

La casa, tiene cerca de 1.161 m² de extensión, consta de una planta baja, dos plantas superiores y un jardín privado. Tiene una fachada gris sencilla, conformada por muros altos y lisos que se levantan para hacer una barrera con el exterior, en donde los accesos y ventanas escasos en número no dan indicios de lo que guarda su interior.

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Al entrar a la casa, cada uno de los ambientes está perfectamente iluminado, con una personalidad definida por los colores que tienen sus paredes o por la luz que atraviesa los cristales. El comedor y la estancia están comunicados con el jardín, un espacio natural que se empotra en las paredes como si de una pintura se tratase. Por otro lado, la biblioteca que esta comunicada a una de las ventanas del exterior, es uno de los lugares más representativos de la casa, tanto por su luminosidad, como por sus escaleras estrechas con superficie en madera.

El taller donde trabajaba Barragán, se caracteriza por el color amarillo que llena todo el espacio, gracias a un cielo raso en ese mismo color que, junto a la luz que entre por la ventana, termina teniendo un efecto refractivo en todo el lugar, dándole calidez al espacio, y una apariencia creativa. Este espacio tiene una puerta independiente desde el exterior, y junto a la chimenea se encuentra la puerta que comunica con el resto de la casa.

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Finalmente, la azotea cuenta con volúmenes ascendentes altos diferenciados por colores, estos aíslan el espacio de las azoteas vecinas con un fin claro, el de hacer que el cielo sea participe de la composición, donde el azul termina siendo complementario a los colores de los muros.

Actualmente la residencia es propiedad del Gobierno de Jalisco, junto a la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán. Funciona como museo y temporalmente se realizan exposiciones en ella. ¿Te gustó esta nota? Sigue de cerca ConstruyoRed, COMUNIDAD digital del sector de la construcción. Síguenos en:

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